sábado, 18 de abril de 2015

Coherentes con la verdad

REFORMA ES SER COHERENTES CON LA VERDAD.
Si concebimos a la religión en su más negativa acepción -aquella actividad humana que reúne tradiciones y costumbres superfluas que no contienen sustancia alguna- podemos asegurar que Reforma es imposible si se mezcla con religión.
¡Cuánto ansiamos una verdadera reforma que comience en lo más profundo del corazón de cada uno de los santos, y se manifieste en la manera en que practicamos la vida de la Iglesia!
Pero como obstáculo a esta manifestación se presenta la tradición de hombres que, en nombre de toda religión -todas y cada una de ellas- va produciendo una incoherencia en la vida cristiana.

¿Cuál es la fuente de tus pensamientos y creencias?
Cuando nuestra fuente de pensamientos no es la Palabra de Dios sino las tradiciones religiosas, se construyen fundamentos falsos en la mente de los santos que crean incoherencias.
Las tradiciones se enquistan porque, al practicarlas, las personas se sienten más espirituales, y creen que pueden recibir más de Dios. Son una fácil manera de sentirse espiritual. Creer que adorar es cerrar los ojos al son de una música, levantar los brazos y emocionarse, es una manera barata de calmar la conciencia frente a la exigencia religiosa de "adorar".
Pero la palabra de Dios no viene a mezclarse con las tradiciones, sino viene a destruir los pensamientos, prácticas e ideas que ellas engendran.

Hay incoherencia cuando la verdad del evangelio no ha echado raíz en nosotros, sino que repetimos lo que otros dicen y hacen, sin producir ni masticar la verdad. Eso es incoherencia.

Tenemos algunos pensamientos incoherentes que ya se han multiplicado dentro de las congregaciones: "Adorar es levantar las manos y oír música"; "prosperidad es dinero"; "Solo los "pastores" son sacerdotes"; "Congregarse es estar en todas las reuniones"; "Ofrendar es solamente "dar dinero"; "Cristo fue crucificado solo por nuestros pecados".
Luego, esos pensamientos se hacen oíbles a través de palabras. Y las acciones son la ejecución de esas palabras.
"La experiencia ofrece pruebas dolorosas de que las tradiciones alguna vez creadas primero son consideradas útiles, luego se vuelven necesarias. Finalmente, con demasiada frecuencia se convierten en ídolos, y todos deben inclinarse ante ellas para no ser castigados". –J. C. Ryle

Desde el punto de vista de Dios, la coherencia es que seamos consecuentes entre una VERDAD Suya revelada en nuestra mente espiritual, que luego es explicada por nuestros dichos, y finalmente accionada.
ÉL imparte, nosotros entendemos, hablamos, y accionamos. Eso es coherente para Dios.


Encontramos una clara distinción entre los coherentes, y los incoherentes...La pregunta es ¿En qué grupo estás?
Para manifestar a Cristo debemos ser coherentes según los parámetros de Dios. ¿Cómo comenzar con esto? Confesando el pecado de ignorancia, y Conociendo toda verdad.

Confesando el pecado de ignorancia.
Vamos a considerar la confesión específica del pecado de ignorancia.
Al confesar este pecado, lo que hacemos es ponernos de acuerdo con Dios para sacar la ignorancia de adentro, y así Él puede impartirnos la verdad, porque Dios no llena lo lleno.
Las ideas sí que ocupan lugar. Si un creyente tiene la idea que "prosperar es ganar dinero", seguramente que no reconocerá otras maneras de prosperar que el Señor le esté proponiendo. Y al tener una idea dominante, eso lo torna ciego a la verdad. Y todo eso crea incoherencia.

Si estamos en el asunto de buscar - y encontrar- la verdad, el Señor mismo nos da espíritu de sabiduría para detectar cual es el pensamiento erróneo que está frenando la obra de Dios en nuestras vidas, y que sea EXTIRPADO y reemplazado por la VERDAD.
La extirpación sucede al confesar frente a nuestro Padre celestial el pecado detectado. Ese acto legal de denuncia separa de nuestras vidas la imputación lógica que implica al pecado.
Dios sabe separar el problema de la persona. Dios no nos ve como ignorantes, sino como hijos con ignorancia. Y quitamos esa ignorancia cuando la confesamos.
No es lo mismo cuando las personas sufren su ignorancia, y en ese sufrimiento la confiesan, que cuando las personas se envanecen en la ignorancia y el orgullo religioso, y se aferran a él, no sacándolo afuera, sino que se lo quedan dentro, y eso atrae juicio y culpa.
La confesión implica el juzgamiento personal. El juicio propio es de los más saludables ejercicios de la vida cristiana.
Salmos 32:3-7
3 Mientras callé mi pecado, mi cuerpo se consumió con mi gemir durante todo el día. 4 Porque día y noche tu mano pesaba sobre mí; mi vitalidad se desvanecía con el calor del verano. 5 Te manifesté mi pecado, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones al Señor; y tú perdonaste la culpa de mi pecado. 6 Por eso, que todo santo ore a ti en el tiempo en que puedas ser hallado; ciertamente, en la inundación de muchas aguas, no llegarán éstas a él. 7 Tú eres mi escondedero; de la angustia me preservarás; con cánticos de liberación me rodearás.

1 Pedro 5:6-7
6 Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que El os exalte a su debido tiempo, 7 echando toda vuestra ansiedad sobre El, porque El tiene cuidado de vosotros.

Esta sabiduría es necesaria para crear internamente un ambiente de Reino, que es donde Dios puede enseñarle al espíritu del hombre. Sin ese ambiente perfecto, el hombre aún no está preparado para oír la voz de Su Boca.

Conociendo toda verdad.
La verdad tiene dos opuestos: la mentira, y la falsedad. Esta última es una cosa parecida a la verdad, pero se trata de algo que busca parecerse a la verdad, pero es falso, y por ende más peligrosa que la mentira.
La verdad no puede hallarse en la tradición humana. Toda verdad se halla en el espíritu. Y Dios nos las reveló por medio del Espíritu, porque el Espíritu todo lo escudriña, aun las profundidades de Dios. Nadie conoce los pensamientos de Dios sino Su Espíritu.
Podemos hablar sabiduría de hombres, o sabiduría de Dios: nosotros hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta que, desde antes de los siglos, Dios predestinó para nuestra gloria.
Podemos definir la VERDAD como el patrón de medida exacto de la voluntad de Dios. La pesa exacta, la precisión de todo concepto eterno e inmutable.
¿Quién cae bajo las garras de la "religión? Quienes no conocen la verdad.

Efesios 4:14
14 para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error.

Juan 17:14
14 Yo les he dado tu palabra y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 15 No te ruego que los saques del mundo, sino que los guardes del maligno. 16 Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 17 Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad.

El santo es una construcción de verdades. El hombre natural está hecho de tradiciones.
Cuando conozco la VERDAD, veo lo falso que ha operado en mí. Y nos limpiamos a través de la confesión.


UN EJEMPLO PRÁCTICO:
Hay una "tradición" bastante arraigada en corazón de los santos que ha causado que pensemos que aún estamos separados de Él. Por eso actuamos como "separados de Él". Buscamos llevar una vida aprobada fuera de Él, y luego presentarnos a rendir frente a Su Mesa. Pero lo cierto es que estamos EN ÉL. Y toda nuestra vida es EN ÉL.

Efesios 1:3-7
3 Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesús, el Mesías, quien nos bendijo en los cielos con toda bendición espiritual en el Mesías, 4 según nos escogió en Él antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de Él; 5 habiéndonos predestinado en amor para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesús el Mesías, según la complacencia de su voluntad, 6 para alabanza de la gloria de su gracia, que nos concedió gratuitamente en el Amado, 7 en quien tenemos la redención por su sangre, el perdón de los pecados, conforme a las riquezas de su gracia.

El hermano Jason Henderson enseña una verdad escondida en este pasaje.
Si perdemos la expresión “en quien” y lo que esto significa, perdemos toda oportunidad de comprender la redención o el perdón de pecados. Si no hemos visto la realidad de estar en Cristo, entonces no podemos entender la salvación y redención.
¿Qué es redención? La redención es comprar algo que me pertenece. La redención es que se me devuelva, por precio, algo que es mío, pero que de alguna forma perdí, me robaron o no tengo disponible. Yo soy el dueño legal de eso, pero no lo tengo en mi posesión hasta que sea hecho algún tipo de pago; debe ser redimido.
Hablando escrituralmente, la redención es la compra que hace Dios para Sí de algo que era de Él. Dios tenía algo, de alguna manera lo perdió, y para recuperarlo lo compró de regreso.
¿Qué era lo que Dios tenía que de alguna perdió y tuvo que volver a comprar? La mayoría de la iglesia respondería: “¡¡Yo!!”, nosotros, el hombre...pero esto no es correcto.

El plan de Dios era la redención de Su Hijo primogénito. No la redención de un montón de personas, sino la redención de Su Hijo en quien un montón de personas encontrarían redención...¡¡Esto es muy diferente!!

Nosotros nacimos muertos en delitos y pecados. Pero la historia de la redención no es la historia de la restauración nuestra ante Dios. La historia de la redención es la historia del primogénito Hijo de Dios que se humilló a Sí mismo al tomar sobre Sí mismo y en Sí mismo la forma de hombre, para convertirse en el último Adán. La historia de la redención es que el primogénito Hijo de Dios se convirtió en la maldición, se hizo pecado, cargó sobre Sí al primer hombre (Adán), la primera creación y todas sus deficiencias, y separó esas cosas de Dios en Sí mismo.
La historia de la redención es un Hijo que el Padre perdió y que luego el Padre redimió. Esta historia SIEMPRE tiene a Cristo como centro, no al hombre. Usted cosecha los beneficios de esta historia, pero Cristo tiene el papel protagónico.
La redención tiene que ver con el eterno Hijo de Dios que tomó en Sí mismo el pecado del mundo y por tal razón el cielo le volvió la espalda. Jesús bebió la copa del primer hombre y de la primera creación. Jesús cargó en Sí mismo la vergüenza de Adán: la vergüenza de convertirse en el hombre que corrió y se escondió en el jardín e intentó cubrir su verdadera naturaleza ante Dios.

2 Corintios 5:21
Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros llegáramos a ser justicia de Dios en Él.

Gálatas 3:13 dice, “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero)”.

Mateo 27:45-46
45 Desde la hora sexta hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora novena, 46 y alrededor de la hora novena, Jesús exclamó con gran voz, diciendo: Eli, Eli ¿lema sabajtani? (Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me desamparaste?)
La Biblia Textual BTX aclara "como si dijera: Me dejaste atado y encerrado".

Aquí, en la cruz, tenemos al Hijo perdido del Padre, tenemos al Hijo necesitado de redención. Y añade: “Consumado es” y entregó Su Espíritu. ¿Por qué? Porque el precio de la redención había sido pagado.
¿Cuál fue el pago? Nuestro versículo en Efesios dice, “en quien tenemos redención por su sangre”.
El pago fue Su propia sangre: Y el Padre quedó satisfecho.

¿Cuál fue el resultado? Dios ha redimido a Su Hijo y nosotros tenemos redención en Él.
Juan 12:32
Y Yo, cuando sea levantado en alto de sobre la tierra, a todos atraeré a mí mismo.

“Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios” (Colosenses 3:3).

Colosenses 1:19-22
19 por cuanto agradó que la plenitud de todo habitara en Él, 20 y por medio de Él reconciliar consigo mismo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz por medio de Él, por la sangre de su cruz. 21 Y a vosotros, que en otro tiempo erais extraños y enemigos, por tener la mente ocupada en las malas obras, 22 aun así, ahora os reconcilió en su cuerpo de carne por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de Él.

Romanos 3:23-26
23 por cuanto todos pecaron, y están privados de la gloria de Dios), 24 siendo justificados por su gracia, sin merecimiento alguno, mediante la redención que tienen en Jesús el Mesías; 25 a quien Dios ha propuesto públicamente como sacrificio expiatorio por su sangre a través de la fe, como evidencia de su justicia, a causa de haber pasado por alto, Dios en su paciencia, los pecados pasados, 26 con el propósito de demostrar su justicia en el tiempo presente, a fin de que Él siga siendo justo también cuando declara justo al que es de la fe de Jesús.

Este es un alto nivel de revelación....pero hay más. Como ofrenda por el pecado, Él fue llevado fuera del lugar santísimo. Pero como ofrenda de olor fragante, ya no se habla de pecado, sino de ser partícipe de Su Gloria.

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