martes, 12 de mayo de 2015

Saciados y productivos EN CRISTO.

El hermano Iván Ballistreri compartió hace tiempo un mensaje que es base para este mensaje.
Dentro de nuestro ámbito cristiano solemos tener frases o comentarios que hablan realmente fuerte acerca de lo que pensamos, o acerca de lo que piensa la tradición que practicamos.
"Tengo hambre del Señor", solemos decir cada tanto.
Desde las plataformas se suele preguntar: "¿Cuántos tienen hambre de Cristo? ¿Tienen hambre de Cristo? "
Si la respuesta es sí, quiere decir que estamos inmersos dentro del ciclo hambre - saciedad - hambre. Por momentos hambre, por momentos saciedad...y así.
¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que ninguna persona tiene hambre todo el tiempo, porque el hambre es cíclico. El hambre es un mecanismo que permite que el organismo cargue energía cuando necesita (como la señal falta de combustible del auto).
De igual manera, el estar saciados es cíclico. La saciedad se activa cuando uno ha ingerido lo que necesitaba. Cuando llega a ese punto, se activa la saciedad.
En síntesis, el ciclo es: tengo hambre, ingiero un alimento, me siento saciado, pasa el tiempo, y vuelvo a tener hambre....
El punto en el cual vamos a reflexionar es que esto mismo puede pasar en nuestra vida "cristiana". Y no es correcto que esto suceda, porque desde nuestra posición espiritual de Hijos de Dios, nuestra saciedad debería ser permanente.
No debería salir de nuestra boca expresiones que hablen de "hambre de Cristo", porque nuestra plenitud es constante, más allá de nuestras situaciones momentáneas.
Esto no significa no desear más a Cristo, claro que no: significa que tenemos la certeza de estar plenamente saciados en Él.
Juan 6 35 
Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed. 

Profundicemos más.
Para alimentarse y para vivir, todo ser vivo requiere de un sistema de aprovisionamiento (alimentación). Los hombres necesitamos alimento para vivir. Y lo conseguimos externamente. En realidad, todos ls organismos móviles (como las personas o los animales), dependen de los recursos externos que encuentren. Y consumen lo que otros han producido.




Pero en las plantas, pasa algo distinto. La fuente de provisión está ligada directamente a la planta. Ellas mismas preparan su  alimento a partir de elementos esenciales que toman de su ambiente, el suelo y la tierra. Y ese alimento no es solo para sí, sino también para otro.


Juan 15:5 
Yo soy la vid, vosotros los pámpanos. El que permanece en mí, y Yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.
El pámpano, que es la rama de la vid, no se alimenta de ningún otro lado, sino de la vid misma. Y creemos que este es el modelo de aprovisionamiento que el Señor ha ideado para nosotros. Esta es la estructura alimenticia que debe ser pilar de la Iglesia.
El Señor diseñó todo para que vivamos en estado de saciedad permanente, y para que Él sea la única fuente de aprovisionamiento.
Pero ¿por qué a veces "necesitamos" una palabra? ¿Por qué nos caemos anímicamente?: sencillamente porque no estamos saciados.
Juan 4:7-15
7 Una mujer de Samaria vino a sacar agua, y Jesús le dijo: Dame de beber. 8 Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar alimentos. 9 Entonces la mujer samaritana le dijo: ¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana? (Porque los judíos no tienen tratos con los samaritanos.) 10 Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y conocieras quién es el que te dice: “Dame de beber”, tú le habrías pedido a El, y El te hubiera dado agua viva. 11 Ella le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva? 12 ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo del cual bebió él mismo, y sus hijos, y sus ganados? 13 Respondió Jesús y le dijo: Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed, 14 pero el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna. 15 La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga sed ni venga hasta aquí a sacarla

Este es el modelo de aprovisionamiento que el Señor ha ideado para nosotros.  Porque si no vivimos conforme a este modelo, dependeremos de factores externos. Dependeremos del cariño de las personas, de los recursos externos (mensajes, sermones), una palabra de ánimo....Ese mecanismo te atrapa, porque te introduce en un sistema de hambre - saciedad, y, te mantiene dependiente de recursos externos.
Por este ciclo (hambre - saciedad) se genera una estructura religiosa tipo ROTISERÍA CON DELIVERY...pero a la carta: "le acercamos la comida lista".
Pablo dice "les di de beber leche"....cada tres horas, como los bebés. Sirve para una etapa infantil. Pero nunca es para siempre, si es que vamos a impulsar generaciones.
Cuando estás en el ciclo hambre - saciedad, la persona no come lo que quiere, sino lo que le ofrecen. Es exteriormente controlada, y eso implica siempre un riesgo. Pablo plantea toda esta situación cuando se despide de la Iglesia de los efesios en Mileto:
Hechos 20:29-32               
29 Sé que después de mi partida, vendrán lobos feroces entre vosotros que no perdonarán el rebaño, 30 y que de entre vosotros mismos se levantarán algunos hablando cosas perversas para arrastrar a los discípulos tras ellos. 31 Por tanto, estad alerta, recordando que por tres años, de noche y de día, no cesé de amonestar a cada uno con lágrimas. 32 Ahora os encomiendo a Dios y a la palabra de su gracia, que es poderosa para edificaros y daros la herencia entre todos los santificados.

Cuando no está resuelto el tema de la alimentación, nada más se puede hacer.
Los pueblos mas primitivos debían pasar el día entero buscando alimento (caza, pesca) y eso los mantenía ocupados y sin pensar en otra cosa. Porque cuando hay hambre, o cuando no está resuelto el tema de la alimentación, la persona no puede pensar, no se puede hacer ninguna otra cosa con hambre. No se puede gobernar con hambre. No puedes ministrar a tu familia. Nada poderoso de Dios empieza desde el hambre o la necesidad, sino desde la saciedad completa en Cristo.
Pero cuando los pueblos resolvieron el tema de alimento y energía, se pudieron dedicar a construir otras cosas. Resuelta tu saciedad, te empiezas a ocupar de las cosas por las cuales naciste. Porque nadie con hambre puede producir, o crear, o pensar.
Entonces ya no te mueves por necesidad, sino por abundancia. Ya no piensas en términos de "ir donde me alimenten", sino "dónde deberé llevar alimento".
Isaías 55:1-3 1
Todos los sedientos, venid a las aguas; y los que no tenéis dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad vino y leche sin dinero y sin costo alguno. 2 ¿Por qué gastáis dinero en lo que no es pan, y vuestro salario en lo que no sacia? Escuchadme atentamente, y comed lo que es bueno, y se deleitará vuestra alma en la abundancia. 3 Inclinad vuestro oído y venid a mí, escuchad y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros un pacto eterno, conforme a las fieles misericordias mostradas a David.

Solo el hombre saciado está en estado de vivir el pacto eterno.
Nosotros, ¿ya tenemos solucionado el problema del alimento eterno? ¿O vives de cacería de mensajes, libros, eventos, cds? El sistema de cacería es parte del ciclo hambre-saciedad.
Estamos diseñados para almacenar y producir dentro de nosotros mismos el alimento necesario para vivir plenamente.
Puedes ir a un mega evento cristiano y venir saciado. Pero si no produces tu propio alimento, esa saciedad pronto se terminará y comenzará el ciclo de hambre.
Deberíamos preguntarnos: ¿Soy productor o solo consumidor?
Jesús nunca pensó que el alimento venga de afuera. Sino como en las plantas, como la vid y el pámpano.

Las plantas toman de los elementos esenciales, y de allí pueden producir todo tipo de frutos, conforme a su genética.
"Él es nuestro proveedor....." solemos decir, y pensamos solo en dinero. Pero....en verdad se trata de ALIMENTO.
El momento de la alimentación, donde fluye vida, y nutrientes, es lo que usualmente llamamos "orar". La oración es el momento donde "vid y pámpano" se unen en plenitud, y la vid provee del pámpano de todo lo que requiere para dar el fruto.
Es un proceso productivo que implica recibir, procesar, y producir. Recibes de Cristo, la persona esencial, y produces a Cristo. Generas y comes de lo que generas. Produces frutos, y comes de ese fruto.
Las plantas preparan su alimento a partir de elementos esenciales. Y ese alimento no es solo para sí, sino también para otro. Eso es administración. Hay un Cristo esencial: conociéndolo a Él, conoces todas las cosas. POR ESO DEBEMOS CONCENTRARNOS EN EL CONOCIMIENTO DE CRISTO.
Juan 15:1-5
1 Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. 2 Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo levanta; y todo el que lleva fruto, lo limpia para que lleve más fruto. 3 Ya vosotros estáis limpios en virtud de la palabra que os he hablado. 4 Permaneced en mí, y Yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. 5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos. El que permanece en mí, y Yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.
Si hay algo evidente en el Cuerpo de Cristo, es la diferencia entre los que solamente consumen, y los que producen.
El problema es mayúsculo cuando entendemos este principio:
Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma.
2 Tesalonicenses 3:10

¿Produces, o solo Consumes?  ¿Qué Cristo consumes, el "enlatado", o el que debes producir vos mismo?
Hoy, la mayoría de las personas consumen la versión enlatada. Y el consumidor es esclavo del productor.
Nosotros tomamos notas, escribimos cuadernos, y es correcto. Pero todo eso es accesorio, y no la fuente de saciedad.
En la fuente de saciedad perfecta que es Cristo, hay alimento para sí, y para otros. No sos un consumidor final, sino que produces para otros también. Por eso este sistema no fortalece la individualidad, sino la UNIDAD.
Los frutos son mucho más espirituales de lo que creemos. No se ven. Los frutos son....Cristo mismo.
Isaías 3:10
Decid a los justos que les irá bien, porque el fruto de sus obras comerán.

Ezequiel 47:12
 Junto al río, en su orilla, a uno y otro lado, crecerán toda clase de árboles que den fruto para comer. Sus hojas no se marchitarán, ni faltará su fruto. Cada mes darán fruto porque sus aguas fluyen del santuario; su fruto será para comer y sus hojas para sanar.

Cuando la fuente de saciedad está dentro, es imposible interceptar la comunicación. No hay corte de sistema. De suministros, no pueden sitiarte, ni aislarte: siempre hay provisión.
Vendrán tiempos en que esta condición productiva será crucial.
¿La clave? La clave está en conocer quién es tu proveedor:
Juan 4:10

Si conocieras el don de Dios, y conocieras quién es el que te dice: “Dame de beber”, tú le habrías pedido a El, y El te hubiera dado agua viva.