martes, 5 de mayo de 2015

En CRISTO

Tomando datos de wikipedia, cualquiera de nosotros puede saber en pocos segundos que en la actualidad hay cerca de 8.000 millones de seres humanos en la tierra. El dato es más o menos correcto.
Pero, desde el punto de vista de Dios, desde el punto de vista espiritual que propone Dios en Su Palabra, ¿cuántas personas hay sobre la tierra? Para Dios, hay un solo hombre vivo: la Iglesia, el Mesías resucitado.
Ahora bien, si el Señor decide filtrar su visión, y selecciona ver no solo lo que tiene Su Vida, sino que elije ver todo lo que camina sobre la tierra, se encontrará no solo con ese hombre vivo que es la Iglesia, sino que también se encontrará con otra naturaleza: el hombre de pecado.
Entonces, desde ese punto de vista, hay solo dos creaciones en la tierra. Sí, solo hay dos hombres sobre la tierra. Y todos quienes habitan -o han habitado- el planeta vienen de uno de ellos dos.
O sea que si vamos para atrás en la genealogía de todo hombre, se arriba a dos orígenes, dos naturalezas, dos fuentes de vida, dos hombres.
Te presento al primero. Su nombre es Adán.
El y su mujer fueron los primeros de una especie. Génesis 3:20 dice "Y el hombre llamó el nombre de su mujer Eva, por cuanto ella llegó a ser madre de todo viviente".
Este Adán, además de ser famoso por ser el primer hombre, fue creado como la imagen misma de Dios. Era, a los ojos de Dios, "BUENO" porque representaba cabalmente la voluntad de Dios. Aún debía ser lleno de la plenitud de la Vida de Dios (debía comer del Árbol de la Vida para ser lleno y completo), pero tomó otra opción, comiendo del árbol de la ciencia del bien y del mal, y éste Adán, originalmente "bueno", fue la puerta por donde entró la contaminación del pecado, y luego la muerte.
Dice Pablo en Romanos 5:12
"Por tanto, como el pecado entró en el mundo por medio de un hombre, y por medio del pecado la muerte, así también la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron".
Como si se tratase de un rasgo genético y hereditario, el pecado y la muerte pasó de padres a hijos...sin interrupción alguna. Y ese pecado nos hace "pecadores".
En otras palabras, no somos pecadores por lo que hacemos, sino porque venimos de Adán, y fuimos partícipes de su naturaleza.
Este Adán muerto en pecado es el origen o la fuente donde viene "el hombre de pecado". Y de allí vinimos todos nosotros. Entonces debemos entender que debemos enfrentar algo más serio que arrepentirnos por lo que hicimos...tenemos que arrepentirnos por lo que somos. De alguna manera, tenemos que morir...y volver a nacer.

Pero volvamos a hablar de Adán.
El plan de Dios se había centrado en él.
A Adán se le dio poder y autoridad, porque se suponía que Adán llevaría la imagen de Cristo; a eso se refería Dios cuando dijo que Adán fue creado a Su imagen y semejanza.
Pero cuando este hombre escogió vivir por medio del árbol del conocimiento del bien y del mal, en lugar del árbol de la vida, quedó destituido de la vida de Dios.
Y Adán entregó ese dominio y autoridad. Y ahora el hombre quedó bajo el gobierno del pecado y la muerte.
De esta manera, Adán, un hombre de carne y hueso, perdió legalmente lo que Dios le había entregado.
Para recuperar legalmente lo que se había perdido legalmente, era necesario encontrar otro hombre. Un miembro de la misma raza de Adán, tal como era él antes del pecado, debía encontrarse para hacer la tarea. ¿Qué tarea? Retomar el propósito de Dios, de participar de Su Gloria en una perfecta comunión, aunque previamente debería dar su vida, y derramar su sangre como paga por el pecado
De entre todos los hombres se buscó quién podía hacer esa tarea. El caso es que debía ser alguien que Dios aceptara, que calificara como OFRENDA PURA...Pero, ¿podría haber salido algo puro de lo impuro?
Dice Pablo en Romanos 3:9-12 
9 () ya hemos denunciado que tanto judíos como griegos están todos bajo pecado; 10 como está escrito: NO HAY JUSTO, NI AUN UNO; 11 NO HAY QUIEN ENTIENDA, NO HAY QUIEN BUSQUE A DIOS; 12 TODOS SE HAN DESVIADO, A UNA SE HICIERON INÚTILES;
En otras palabras, mirando todo el catálogo de la humanidad, no hay uno que fuese lo suficientemente puro para ser aceptado por Dios como ofrenda por el pecado. De entre los hombres no podía salir quién nos salvara. Nadie tenía nada que ofrecer para ser salvos de la ira de Dios (Romanos 5:8-9). Solo Adán en su primer estado podría haber calificado, pero ya no: él y su descendencia estaban contaminados y muertos.

Al no hallarse ni uno, Dios mismo se hizo hombre. Ese es el motivo de su encarnación. Se encarnó en el POSTRER ADÁN: Jesús.
Porque un hombre perdió el Propósito Eterno de Dios, y otro hombre debía recuperarlo. Esto es legal.
Hebreos 2:14 (Nueva Traducción Viviente) dice:
14 Debido a que los hijos de Dios son seres humanos —hechos de carne y sangre— el Hijo también se hizo de carne y sangre. Pues solo como ser humano podía morir y solo mediante la muerte podía quebrantar el poder del diablo, quien tenía el poder sobre la muerte
Jesús es Incontaminado. Puro, el hombre perfecto.
Jesús no pecó, por la sencilla razón que la naturaleza del pecado no estaba en Él. Y esto fue porque no nació de “Adán”, sino que fue virginalmente concebido. Por eso Su Sangre satisfizo a Dios.

Jesús, el POSTRER ADÁN fue ofrecido como ofrenda agradable y aceptada, y como paga por el pecado. Ofrecido para ser el ACTO DE JUSTICIA que ningún otro hombre podía hacer.
El apóstol Pablo escribe en Romanos 3:23-25 (Nueva Traducción Viviente)
23 Pues todos hemos pecado; nadie puede alcanzar la meta gloriosa establecida por Dios. 24 Sin embargo, Dios nos declara justos gratuita y bondadosamente por medio de Cristo Jesús, quien nos liberó del castigo de nuestros pecados.25 Pues Dios ofreció a Jesús como el sacrificio por el pecado. Las personas son declaradas justas a los ojos de Dios cuando creen que Jesús sacrificó su vida al derramar su sangre. Ese sacrificio muestra que Dios actuó con justicia cuando se contuvo y no castigó a los que pecaron en el pasado.

Cuando el Señor fue clavado en la cruz murió allí y fue enterrado en la tumba como el "postrer Adán". Todo lo que había en Adán fue reunido y ejecutado en Él. Y nosotros también estamos incluidos allí.
Por la muerte de Jesús, la vieja raza quedó completamente liquidada. ¿Lo alcanzan a ver? Dios decretó el FIN de una raza, y el comienzo de otra, porque al resucitar fue levantado como el SEGUNDO HOMBRE, el hombre espiritual.
Ya lo dijimos y lo volvemos a repetir: hay dos hombres sobre la tierra, uno es Adán y el otro es Cristo.
Y el punto central de lo que venimos hablando es que al momento de aceptar y creer la obra de Jesucristo, cada uno de nosotros es trasladado de vivir en Adán...a vivir ahora EN CRISTO.
Efesios 2:3-7 (Nueva Traducción Viviente)
3 Todos vivíamos así en el pasado, siguiendo los deseos de nuestras pasiones y la inclinación de nuestra naturaleza pecaminosa. Por nuestra propia naturaleza, éramos objeto del enojo de Dios igual que todos los demás. 4 Pero Dios es tan rico en misericordia y nos amó tanto 5 que, a pesar de que estábamos muertos por causa de nuestros pecados, nos dio vida cuando levantó a Cristo de los muertos. (¡Es solo por la gracia de Dios que ustedes han sido salvados!) 6 Pues nos levantó de los muertos junto con Cristo y nos sentó con él en los lugares celestiales, porque estamos unidos a Cristo Jesús. 7 De modo que, en los tiempos futuros, Dios puede ponernos como ejemplos de la increíble riqueza de la gracia y la bondad que nos tuvo, como se ve en todo lo que ha hecho por nosotros, que estamos unidos a Cristo Jesús.



Al estar EN CRISTO, el vínculo al que hemos sido invitados a participar es al vínculo que el HIJO ha tenido con EL PADRE desde la eternidad.


Así es con todas las cosas espirituales. Justicia, Redención, Gracia, Sabiduría, Adopción, Herencia, Amor.... nosotros hemos llegado a compartir la unidad de Cristo con Su Padre. Todo el evangelio es para EL HIJO.
2 Timoteo 1:9
Dios, 9 quien nos salvó y nos llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según su propósito y la gracia que nos fue dada en Jesús el Mesías antes de los tiempos eternos....
El amor de Dios es para nosotros, pero es EN CRISTO.
Romanos 8:39
...ni lo alto, ni lo bajo, ni ninguna otra cosa creada podrá separarnos del amor de Dios, que es en Jesús el Mesías, Señor nuestro.
Tenemos entonces dos hombres, dos naturalezas, dos creaciones.
O se está en una, o en otra.
Si estamos “en Adán”, todo lo que está “con Adán” viene a ser nuestro inevitablemente y sin ningún esfuerzo. Así también si estamos “en Cristo” todo lo que está en Cristo nos viene por gracia, sin esfuerzo alguno de nuestra parte, sobre la base de la fe.

Jesucristo, el Mesías, es nombrado como "el último Adán", y como "el segundo hombre".
1 Corintios 15:45-49
45 Así también está escrito: El primer hombre, Adán, fue hecho un ser viviente; el último Adán, un espíritu vivificante. 46 Pero no es primero lo espiritual, sino lo físico; luego, lo espiritual. 47 El primer hombre, sacado de la tierra, es terrenal; el segundo Hombre, venido del cielo. 48 Como el terrenal, así también los terrenales, y como el celestial, así también los celestiales. 49 Y así como exhibimos la imagen del terrenal, exhibiremos también la imagen del celestial.

Como el "último Adán", Él es la suma total de la humanidad: reúne en sí mismo todo aquello que estaba en Adán; Dios juzgó al “último Adán” en la Cruz. Adán no fue perdonado, sino ejecutado.
En otras palabras: cuando el Señor fue clavado en la cruz murió allí y fue enterrado en la tumba como el "último Adán". Todo lo que había en Adán fue reunido, absorbido en Él, y ejecutado en Él.
En la idea de Dios, Adán quedó en la tumba, muerto, y nosotros también estamos incluidos allí.
Luego, como "el segundo hombre", es la Cabeza de una nueva creación. Como el segundo hombre, se presenta como la única persona en quien el propósito de Dios es plenamente llevado a cabo.

Vemos de esta manera cómo Dios rechazó lo "primero contaminado" (Adán) y aceptó lo "segundo" (Cristo).
Debemos entender esto: debía ser legalmente quitado el primero para aceptar el segundo.
Este gran rechazo fue mostrado un sin fin de veces en el antiguo pacto, por medio de tipos y sombras. Caín, rechazado, Abel aceptado. Esaú rechazado, Jacob aceptado. Ismael rechazado, Isaac aceptado. Lea rechazada, Raquel aceptada. Manasés rechazado, Efraín aceptado. Saúl rechazado, David aceptado. ¿Qué tenían todas estas personas en común? En cada ejemplo que acabo de citar, el primero, el natural, el que estaba antes, fue rechazado SIEMPRE; y el segundo, el nuevo, fue aceptado.

Pero estas personas mencionadas no son individuos, son NATURALEZAS que o estuvieron en Adán, o en Cristo.
Se enseña que Dios predestinó a algunos individuos para salvación y a otros para condenación. Y enseñamos así porque aún vemos a millones de personas, en vez de ver a las únicas dos personas que existen.
Dios solo predestinó a UNO, a Jesucristo, el Escogido, el Elegido, el Aceptado. A cada uno de nosotros, los hijos, nos escogió EN ÉL:
Efesios 1:3-5 (Nueva Traducción Viviente)
3 Toda la alabanza sea para Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales en los lugares celestiales, porque estamos unidos a Cristo. 4 Incluso antes de haber hecho el mundo, Dios nos amó y nos eligió en Cristo para que seamos santos e intachables a sus ojos. 5 Dios decidió de antemano adoptarnos como miembros de su familia al acercarnos a sí mismo por medio de Jesucristo.

Te hago una pregunta: ¿cuándo crees que fuiste puesto "en Cristo"? ¿Cuando levantaste la mano en una reunión? ¿Cuando fuiste a una reunión especial?
Creo que no fue en ese momento. Ni el año pasado, ni el día de tu bautismo en aguas, ni cuando naciste en mil novecientos y tanto.
Fuimos reconciliados en el cuerpo de su carne mediante su muerte (Colosenses 1:22). Es decir que pasamos a Él en el tiempo mismo de la cruz y muerte del Señor.
En pleno siglo XXI, podemos, por la fe, ser trasladados al interior de una persona. Ese traslado no es otra cosa que VOLVER a donde siempre estuvimos, en Cristo.
¿De dónde vienes? ¿Dónde has estado todo este tiempo?
La grandeza de la salvación no es de lo que se nos libró, sino a lo que se nos introdujo. Somos introducidos en Alguien. Sólo conocemos y experimentamos la salvación, en la medida que conocemos y experimentamos la Persona a la que hemos venido.
La vida en CRISTO es una vida completamente nueva y completamente ajena a nosotros, por naturaleza.

Si deseamos conocerla y experimentarla, deberemos aprender a vivir una nueva vida, en un nuevo lugar, en un nuevo hogar: en Cristo.

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