En Dios, todo está
todo disponible. Pero eso no implica que yo encuentre todo lo que necesito
realmente, sino que cada uno encuentra lo que -consciente o inconscientemente- está
buscando.
(Como cada cosa
que un hijo de Dios oye de otro, estos dichos deben ser pasados por el tamiz
del Espíritu Santo, y esto que escribo no es una excepción: vea si es correcto).
El principio que
escribo (como hipótesis) es que cada uno encuentra lo que -consciente o
inconscientemente- está buscando.
Es como en
internet: si googleas por ejemplo que tal político es corrupto, encontrás todas
las páginas que afirman eso. Si en cambio buscás que ese político es honesto,
encontrás todas las páginas que hablan de su honestidad.
Cada uno
encuentra lo que -consciente o inconscientemente- está buscando.
Eso nos pone en
la situación de pensar profundamente qué es lo que Dios quiere que yo busque,
porque puede ocurrir que en mis humanas necesidades, me dedique a buscar
humanas soluciones, para encontrar humanos consuelos.
Hace un tiempo
escribimos: "¿Quién puede asegurar que sus deseos coincidan a la
perfección con los deseos de Dios? El corazón del hombre, susceptible de ser
engañado, puede ansiar cosas contrarias a la voluntad de Dios.
El hombre, cada
hombre, puede encerrarse en la maraña de sus sueños y deseos, sin darse cuenta
que ellos chocan con el corazón de Dios.
Y supongo que
debe ser horrible que, a causa de nuestra larga testarudez, Dios diga: "Está
bien. Quedate con tus propios planes, y que tus deseos sean cumplidos".
"Israel,
¿insistes con tener un rey que gobierne tu vida? OK: ahí tienes a tu
Saúl".
Es políticamente
incorrecto decir esto, pero debe ser dicho: espero que los deseos de nuestro
corazón no sean cumplidos.
Aún hay
esperanza mientras renunciamos a nuestros deseos en pos de que Dios cumpla los
suyos en nosotros."