sábado, 10 de marzo de 2018

Sueños espirituales

¿Qué es lo que tu corazón profundamente desea? ¿Por qué cosas quedas como mirando al infinito, maravillado, colgado de un pensamiento, con cara de felicidad? ¿Por alcanzar qué cosa darías años de vida?
Muchas cosas distinguen a una persona de otra. Claro que los rasgos, las habilidades, el carácter....pero para quienes estamos en Cristo, vale la pregunta: ¿dime qué sueñas, y te diré realmente quién eres en Cristo?  Porque los sueños delinean nuestra identidad en Cristo.


Los hijos de Dios podemos anhelar cualquier cosa, como cualquier persona. Pero hay anhelos que son tan puros y únicos, que sólo el Espíritu de Dios puede incubarlos en nuestra mente.
Toda la vida en Cristo es espiritual, debe ser espiritual. Significa que es de otra naturaleza, distinta, desconocida, que solo se puede describir con ejemplos o parábolas ("el Reino de Dios es como ....."), y los sueños que esa vida incuba en nosotros también son así: difíciles de describir, difíciles de transmitir, sin nombre de este mundo.
Sueño con la casita, dicen unos. Anhelo cambiar el autito, dicen otros. Pero el hijo de Dios, por momentos, no puede ni siquiera balbucear el anhelo de su corazón, porque ese anhelo es espiritual, gritado con gemidos indecibles.
Cuando el Señor dice "Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y os será hecho", probablemente se refiere a los anhelos espirituales que Él ha puesto antes en nosotros.
¡Qué bueno es tratar de darle forma entendible a esos sueños! Y escribirlos, y perfeccionarlos, y mirarlos, y verse reflejados en ellos, porque nuestros sueños dibujan nuestra identidad en Cristo.

domingo, 4 de marzo de 2018

Cristo, el idioma espiritual.

Entre dos que quieren entablar un vínculo, se requerirá, más temprano que tarde, el acuerdo de un idioma, una lengua, palabras que expresen lo que cada uno voluntariamente quiere transmitirle al otro. Entre dos personas, puede haber contacto, y aún relación, pero sin un idioma que los una, el vínculo estará limitado.
Nuestro vínculo con Cristo es, en parte distinto a eso, y en parte igual.
Es distinto en un punto crucial: cuando estamos EN CRISTO, ya no hay "dos" que quieren comunicarse, porque ya estamos fundidos en Él, pero es igual en el punto en que necesitamos una manera de vincularnos, una vía de unión, y esa manera es un idioma, pero no es nuestro idioma, es otro, es una lengua espiritual, una PALABRA VIVA, de cuya esencia y significado hemos sido ya engendrados.

Santiago 1:17-21 (Biblia Textual IV Ed.)
17 Toda buena dádiva y todo don perfecto está descendiendo de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay cambio ni sombra de variación. 18 Según su voluntad, nos engendró con la palabra de la Verdad para que seamos primicias de sus criaturas. 19 Sabed, mis amados hermanos: Todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para la ira; 20 porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios. 21 Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, acoged con mansedumbre la Palabra implantada, que puede salvar vuestras almas.

Esa Palabra que ha sido implantada en nosotros, y que el Señor menciona en la parábola del sembrador, ¿llega a nosotros por medio de sermones? ¿por medio de libros, o palabras escritas?
¿Cómo ocurre ese engendramiento de la Palabra?
En el antiguo pacto, Dios hablaba a sus profetas con sueños o visiones o palabras oíbles. Esas maneras eran una representación oíble de algo espiritual, pero la sustancia no estaba ahí, sino sólo su representación. De igual manera que cuando vemos una película en el cine no están allí los actores reales, sino que todo es una proyección, una representación audiovisual.
Pero en el nuevo pacto, cuando Dios nos revela a Su Hijo, nos da la sustancia misma, no una imagen. Y es que no usa palabras en español, ni visiones ni sueños. Dios nos da Su Idioma al gestar a Cristo en nosotros.

Hebreos 1:1-2
“Dios, habiendo hablado hace mucho tiempo, en muchas ocasiones y de muchas maneras a los padres por los profetas, en estos últimos días nos ha hablado en Su Hijo”.

Dios habla EN JESUCRISTO. Jesucristo es el idioma de Dios. En él oímos, en Él aprendemos, en Él podemos hablar fluidamente. Orar en nuestro español es bueno, pero es limitado, porque los significados son subjetivos, y los significantes temporales. En cambio Su Idioma es como el fluir de vida que transcurre de madre a hijo en el cordón umbilical.
Quien no tiene al Hijo, no tiene el idioma. Oye, pero no entiende. Mira, pero no ve.
El idioma del Hijo es espiritual. Tiene un sentido espiritual, que lleva años aprender e interpretar correctamente. La madurez es la medida del buen entendimiento de Su idioma. Entenderlo significa decodificar lo espiritual a lo espiritual. Es español "templo" es una cosa, pero en Cristo es otra. En español "ofrenda" es una cosa, pero en Cristo es otra. Por eso, es imposible que alguien que solo habla español pueda entenderse con otro que habla en Cristo.
Jason Henderson así describe esta maravillosa tarea:

"No debería sorprendernos que la manera en que comprendemos cada término espiritual, necesite ser redefinido en la “luz del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo” (2 Corintios 4:6), porque sea que lo entendamos o no, todo entendimiento natural nació y se bañó en la oscuridad de la mentira. Le hemos puesto nombre a la comunión, a la iglesia, a la adoración, al ministerio, al amor, a la fe, a la gloria, al pecado, a la salvación, a la gracia, a la redención, y todos esos nombres han sido asignados en la oscuridad. El asunto no es si creemos en estas cosas, sino si las hemos visto en la oscuridad de la mentira, o en la claridad de “Su luz admirable” (1 Pedro 2:9).
En los días de su carne, Jesús sanó a un hombre que había sido ciego desde el vientre de su madre. Este hombre nunca había visto nada, sin embargo, y con toda certeza, había interactuado con su entorno a lo largo de su vida. Él se había encontrado sin ninguna duda, con los árboles, las casas, la lluvia y la luz del sol; había conocido a sus padres, hermanos y amigos. Yo no sé cómo funciona esto en la mente de un ciego, pero él debe haber tenido alguna imagen mental, o concepto, de la apariencia de las cosas en el mundo. Él se formaba impresiones o ideas mentales de las cosas del mundo, basado en lo que sentía, oía, olía y pensaba. Jesús escupió en la tierra, hizo barro y lo aplicó a sus ojos, y por primera vez en su vida, vio las cosas tal como eran. Por primera vez vio en independencia de su propia imaginación. Aquí voy a hacerle una pregunta: ¿Cuántas de sus ideas acerca de la apariencia de las cosas piensa usted que él acertó? ¿Cuántas de sus imágenes mentales, de su madre, de un aguacero, del bosque... cree usted que coincidieron con la realidad? Ni una sola. ¿Por qué? Porque no tenía nada más para trabajar que oscuridad; hasta que sus ojos funcionaran dejando pasar la luz, sólo tenía su imaginación. Incluso la mejor de las conjeturas, sería como un golpe dado en la oscuridad, sería como el error que se levanta al usar el sentido equivocado para entender lo que sólo la luz puede mostrar.
Eso es lo que sucede cuando buscamos entender y “nombrar” algo separados de la Luz de Cristo.
Dios nombrará lo que sea que estemos dispuestos a presentarle. Nos mostrará la verdad acerca de cualquier cosa que estemos dispuestos a ver. “...en tu luz veremos la luz” (Salmo 36:9). En Su Luz llegamos a entender lo que la Mentira le ha hecho al alma del hombre.
El hombre no entiende a Dios al leer palabras espirituales, todo lo contrario, el hombre entiende las palabras espirituales al ver a Dios. Él es el que lleva el nombre y define la realidad de la verdad, la vida, la gloria y la salvación."



Madurar es aprender el idioma en Cristo, y traducirlo fielmente al idioma de los hombres.
El parakletos nos enseña en esa interpretación del logos, de la Palabra de Verdad, de Cristo. No deja lugar para la interpretación privada, ni terrenal.

Juan 14
25 Estas cosas os he dicho estando con vosotros. 26 Pero el parakleto, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, El os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que os he dicho.

Efesios 4
20 Pero vosotros no habéis aprendido a Cristo de esta manera, 21 si en verdad lo oísteis y habéis sido enseñados en El, conforme a la verdad que hay en Jesús.