sábado, 27 de octubre de 2018

EN CASA


Imagina tu casa.
Es tu propiedad, es tuya.
Imagina el terreno donde se haya tu casa. Tenés el derecho de cercarlo, de disponer de él libremente, y dentro de él hacer tu voluntad, porque es tu propiedad, es tu casa.
Si alguien quiere traspasar los límites de tu propiedad, estará violentando algo ajeno, que no le pertenece: es un ladrón.
Propiedad, dominio, pertenencia....son términos legales que pueden usarse para este tema.

Dios tiene Su propia Casa.
En ella, Su Voluntad es hecha, porque allí él es titular, propietario...Señor.
Son términos legales que el Señor mismo hizo valer en su tiempo terrenal, y tanto más en su reino espiritual.
Cuando alguien osa tan solo acercarse a Su Propiedad, es echado fuera no con violencia, sino con fuerza legal.
Pero dentro de su propiedad, el Señor edifica Su Casa con elementos propios, no ajenos; puros, no contaminados; santos, no indignos.
¿Cómo está formada esa casa?: "también vosotros, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. (...) Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable".

Quiero ser parte de Su Casa para tener Su Protección y Su cuidado frente a los que violentan. Quiero ser parte de Su Propiedad, que sea mi Señor cuando todos buscan el libertinaje. Quiero ser adquirido por Él para ser su posesión, como esclavo voluntario que se pone bajo Su Cuidado, para ser santificado por Él. Quiero ser su hijo, y que Él sea mi Padre, para depender siempre de Él, y poder habitar eternamente en Su Casa.