Imagina tu casa.
Es tu propiedad,
es tuya.
Imagina el
terreno donde se haya tu casa. Tenés el derecho de cercarlo, de disponer de él
libremente, y dentro de él hacer tu voluntad, porque es tu propiedad, es tu
casa.
Si alguien
quiere traspasar los límites de tu propiedad, estará violentando algo ajeno,
que no le pertenece: es un ladrón.
Propiedad,
dominio, pertenencia....son términos legales que pueden usarse para este tema.
Dios tiene Su propia
Casa.
En ella, Su
Voluntad es hecha, porque allí él es titular, propietario...Señor.
Son términos
legales que el Señor mismo hizo valer en su tiempo terrenal, y tanto más en su
reino espiritual.
Cuando alguien
osa tan solo acercarse a Su Propiedad, es echado fuera no con violencia, sino
con fuerza legal.
Pero dentro de
su propiedad, el Señor edifica Su Casa con elementos propios, no ajenos; puros,
no contaminados; santos, no indignos.
¿Cómo está
formada esa casa?: "también vosotros, como piedras vivas, sed edificados como
casa espiritual para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios
espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. (...) Pero
vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa,
pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anunciéis
las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable".
Quiero ser parte
de Su Casa para tener Su Protección y Su cuidado frente a los que violentan.
Quiero ser parte de Su Propiedad, que sea mi Señor cuando todos buscan el
libertinaje. Quiero ser adquirido por Él para ser su posesión, como esclavo
voluntario que se pone bajo Su Cuidado, para ser santificado por Él. Quiero ser
su hijo, y que Él sea mi Padre, para depender siempre de Él, y poder habitar eternamente
en Su Casa.