Isaac Penington escribió en 1667 que
cuando su corazón comenzó a permitir que el Señor lo iluminara, el Espíritu de
Dios lo condujo a huir de las "tradiciones eclesiásticas cristianas"
y lo guió a participar en la hermandad de quienes anhelaban una vida profunda
en el Señor. Del consejo de alejarse de la religión, "tanto las Escrituras como el Espíritu de Dios me dieron testimonio",
escribe este santo.
No es inusual encontrar escritos,
testimonios, o referencias de hombres y mujeres en Cristo que, en un momento
dado de su vida profunda en el Señor, fueron conducidos a salir de las
estructuras eclesiásticas de su tiempo. Solemos pensar que sólo en estos
días el Señor está abriendo vías de escape de las religiones, y
abriendo La Puerta a la Vida más pura y profunda en Cristo, pero en
verdad esto ocurre y ocurrió también en cada punto de la historia donde uno
pose su vista. En cualquier época en la que busquemos hombres y mujeres que
salieron de la religión, los encontraremos. Y es que no es una cuestión de este
tiempo, ni de otro tiempo: es cuestión de lo que busca y anhela el corazón de
los santos.
Hace algunos años, frente a la
atrocidad desplegada por las estructuras religiosas, corría por nuestra mente
la pregunta de cómo cambiar esas estructuras a fin de que los santos pudiésemos
vivir plenamente la vida de Cristo en vez de la vida institucionalizada de
"esa cosa llamada iglesia religiosa".
En una conversación con un hermano, su respuesta fue clara: "Las estructuras religiosas son sostenidas
por la ceguera de las personas, pero cuando un santo es transformado por la
vida del Señor, indefectiblemente deja esas estructuras. No es una cuestión de
cambiar estructuras, sino de transformar corazones".
No se trata de dilucidar las formas
correctas o incorrectas de practicar la vida de iglesia. NO. Primero
se trata de ver si estamos en la vida de fe en Cristo Jesús. Y si decimos
que si, seguramente sentiremos urticaria frente a los ritos que tan
alegremente celebra esa cosa que llaman religión cristiana.
Aquí recomendamos el libro "El
sistema de la iglesia ramera" de Charles Elliot. Es un libro tremendamente
confrontativo con "esa cosa que llaman iglesia". El autor se levanta
-con conocimiento de causa, y con la luz del Espíritu- contra toda estructura
que la religión carnal de los hombres ha levantado. Se llame como se llame esa
religión o denominación, la raíz de ella es la carne, la naturaleza ajena a
Dios.
El autor no hace otra cosa que traducir en
palabras lo que un santo ya puede haber visto en su espíritu si se ha propuesto
a salir de "Babilonia, la ramera".
En las primeras hojas del libro, el autor
confronta con el bisturí de la verdad:
"Se nos ha hecho creer
que esta cosa que llamamos iglesia es de Dios y que nuestra membresía
y participación en ella es esencial para nuestro caminar cristiano cuando de
hecho, es un sustituto idolátrico de Jesús, y con frecuencia, un estorbo para
caminar con Él.
Hemos confundido nuestra
relación con Cristo fusionándola con esta cosa que llamamos iglesia. Somos
llevados a creer que cuando estamos en una relación correcta con ella, estamos
en una relación correcta con Cristo, que tenemos que ser miembros de
una iglesia para ser salvos o para ser un buen cristiano: que servir
a ella es servir a Cristo, que amarla es amar a Cristo, que diezmar para ella,
es diezmar para Cristo".
Se suele pensar que si algo no "es de
Dios, se caerá pronto". Error: la religión es algo que está en la tierra
desde la caída del hombre, y estará hasta el final de los tiempos.
Para este libro, como para otros que
comparten similar tenor, solemos repetir el mismo consejo: las religiones están
llenas de "vacas sagradas" protegidas por aquellos que sacan provecho
de ellas. Este libro expone a estas vacas sagradas de la estructura
religiosa.
Pensé decenas de veces si recomendar este
libro o no, porque es muy fuerte. Y lo hago porque creo que es una
obligación de cada uno de nosotros alertar al resto de los santos si hemos
detectado algo que creemos es contrario a Dios.
Si crees que en la "llamada
iglesia" (religiosa, y con minúsculas) está todo bien, y te ofende
que toquen tus dogmas, cultos o creencias religiosas, POR FAVOR NO LEAS
este libro, porque es realmente fuerte.
Pero léelo si el Señor ya te mostró esa
manipulación a la que se dedica "Babilonia", si ya saliste de ella y ahora
aspiras a crecer en la vida y libertad en Cristo Jesús.