lunes, 8 de junio de 2015

Creciendo por impartición de vida.

Es inmenso y mayúsculo el desafío de vivir la vida de Cristo y vivir la vida de la Iglesia.
Claro está que bajo esta afirmación no nos referimos al hecho de vivir como evangélicos, y concurrir semanalmente a un salón auditorio. Nos referimos a cosas que pertenecen a la vida zoe de Dios, y cuyo alcance son de discernimiento espiritual.
Para estos desafíos espirituales se requiere de la mente de Cristo. Ninguna mente humana logra entender cosas que pertenecen a otra dimensión. Lo que el Espíritu Santo nos imparte es desconocido para la corta mente humana.
El viento sopla donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. (Juan 3;8).
Debido a esa brecha indescriptible entre lo humano y lo celestial, es que el evangelio de Jesucristo y Su Vida misma deja perpleja a las estructuras pensantes de los hombres. En Cristo todo es nuevo, nada responde a las tradiciones, nada es como se pensaba. En Cristo se acaban las palabras en el idioma de los hombres, y comienza la inefable escuela del Espíritu de Dios.
Por eso la verdad del evangelio presenta, paradójicamente, una permanente "inseguridad", porque ¡es tan diferente a las estructuras humanas, que es difícil no dudar frente a ellas!
Mientras uno camina sobre terreno conocido, transitado, seguro y confirmado, todo es certeza, seguridad, y confianza. Pero llega un momento en que el camino se termina, y ya no hay más nada seguro.

Isaías 42:16 Pero haré que los ciegos anden por un camino que no conocían, Haré que sean conducidos por senderos que ignoraban; Cambiaré las tinieblas en luz delante de ellos, Y los lugares escabrosos en llanura. Estas cosas haré por ellos y no los desampararé.

Es real que Dios revela cosas "que ojo no vio ni oído oyó ni han subido a corazón de hombre", pero hay que poseer un corazón -una mente- propicia para entenderle.
Todos queremos oír algo "nuevo", pero las estructuras tradicionales -mentales y religiosas-  hablan más fuerte. Lo nuevo de Dios requiere un vaciamiento de tradiciones.

Isaías 43:18-19 
18 Pero olvida todo eso;  no es nada comparado con lo que voy a hacer. 19 Pues estoy a punto de hacer algo nuevo.  ¡Mira, ya he comenzado! ¿No lo ves? Haré un camino a través del desierto; crearé ríos en la tierra árida y baldía.

Vamos juntos a considerar un pensamiento y una práctica que generan inmadurez entre los santos.

El pensamiento erróneo: confundir la "esperanza humana" con la FE.



Todo hombre conoce y maneja esperanzas: "la esperanza es lo último que se pierde", se dice popularmente.
Pero cuando un hombre llega al conocimiento de Cristo, suele confundir esperanza con FE.
Piensa que fe es creer que "en el futuro las cosas serán mejores". "Llegará un día, y ahí seré feliz..."- 
Y la iglesia ha caído en eso.

Muchos hijos de Dios guardan en sus mentes la idea que dice que la muerte física y terrenal tiene fuerza redentiva. “Cuando muera, seré libre del pecado”. “Cuando muera seré perfecto”.
Más aún: hay quienes pueden llegar a pensar que es “el tiempo” el que me sanará.

La raíz de toda idea de "esperanza humana" es la ignorancia de que en el Nuevo Pacto no hay "promesas ni esperanzas futuras": la plenitud no es algo que vendrá, sino algo que YA ES.
La mente que permanece en esta ignorancia entra en un círculo vicioso, que es el ciclo de esperanza - desilusión - esperanza - desilusión...y así, hasta que el corazón se enferma.
Proverbios 13:12: La esperanza que se demora enferma el corazón, pero el deseo cumplido es árbol de vida.

El deseo cumplido.
Cristo no es esperanza.
Eventualmente Cristo es esperanza para quien aún no cree, pero es CUMPLIMIENTO para el que ya cree.
Y en el Nuevo Pacto no hay "promesas ni esperanzas futuras": la plenitud no es algo que vendrá, sino algo que YA ES.
¿A qué llamamos cumplimiento? CUMPLIR es cuando la sustancia reemplaza la sombra.
Y espiritualmente hablando, el CUMPLIMIENTO es una sustancia eterna, espiritual, e interna.
Dice el Ap. Juan Ballistreri:
"Isaías 53 dice: “Por sus llagas hemos sido curados”. Eso significa que puedes hablar de la sanidad de un enfermo aun cuando estés en su velorio. Porque cuando las Escrituras dicen “Por sus llagas hemos sido curados” Dios no está hablando en términos de nuestra vida, sino en términos eternos de SU VIDA. Entonces alguien se puede morir de un cáncer y seguir sabiendo en su espíritu que está sano y siempre lo estará. Porque el pacto de Dios no termina con la muerte sino que es eterno debido al poder de la Vida de Resurrección. En ese plano de fe, un ungido siempre es sanado, aunque este en el cajón.
¿Cuánta gente en un velorio piensa “Yo pensaba que Dios lo iba a sanar”? Si no puedes hablar de la sanidad del muerto, nunca entendiste lo que es fe.
Un hombre ungido es próspero aun cuando es pobre, porque la palabra de Dios esta por encima de las circunstancia."
El hermano Jason Henderson dice:
"Nosotros estamos experimentando Su Vida progresivamente, pero la plenitud es ahora y es Cristo. Dios no está esperando un momento particular para hacer algo adicional.
La iglesia habla de Dios como si Él estuviera esperando un día, un momento o un suceso natural, pero no es así. El único tiempo que Dios maneja es AHORA EN CRISTO. En Él, hemos llegado al día eterno, al eterno ahora.
La plenitud no cambia con el paso del tiempo; Dios nunca le agregará algo a la gracia que es en Cristo. Si pudiéramos ver con claridad, entenderíamos que no debemos esperar que Dios haga algo.
Si Dios no está esperando en el tiempo, entonces debe estar esperando en NOSOTROS. Si el problema no es con el tiempo, entonces debe ser con mi corazón. ¡Y no nos gusta encarar eso! No nos gusta pensar que somos el problema; nos gusta creer que es asunto del TIEMPO correcto. Sin embargo, ya ES el tiempo correcto y ya estamos en la persona correcta. ¡El lugar es Cristo, y el tiempo es AHORA!"

No necesitamos una mayor plenitud; no hay una mayor plenitud que la que ya hemos recibido. 
Pero, ¿Por qué no nos es suficiente saber esto? ¿Por qué no es HOY el mejor día de tu vida? Porque esperas algo futuro, cuando en realidad la plenitud es AHORA. ¿Qué estás esperando?
Israel aún ESPERA....y nosotros, ¿no solemos actuar de igual manera?
Ser judaizantes es transmitir un espíritu de falta de cumplimiento.
Anticristo es aquello que no deja vivir o ver el cumplimiento de la verdad, y habla de la esperanza de algún día...

La idea errónea de pensar que se crece con “Sermones”.
Estamos siendo lentos en asir la magna plenitud de todo cumplimento. Y es que estamos siguiendo la tradicional idea de que los santos crecemos por medio de sermones.
Sermones y apuntes, mensajes y bosquejos. A ese ritmo queremos crecer. Predicar y tomar apuntes del evangelio es un sistema rudimentario y lento.

“Predicar” es trabajar con la esperanza de que algún día se terminará de explicar el evangelio.
La idea subyacente es que con cada sermón, se va tipeando una nueva línea explicativa del evangelio.

Usando una figura ejemplificadora, podemos decir que este sistema de tipeo es como la imprenta de Gutemberg: un sistema de impresión lento y arcaico. 


Ahora, si renunciamos al sistema de "tipeadores" y "hojas en blanco", dejamos de lado el mundo de las palabras dichas, y accedemos al mundo de la IMPARTICIÓN.

Usando también una figura análoga, podemos graficar que Impartición es esto:

Se inserta un software…siempre y cuando usted tenga espacio en el disco.
Se puede tener un evangelio por tipeo o por impartición: usted elige: son dos escuelas, dos pactos.
A Moisés le tipearon unas cuantas palabras en una piedra, pero a nosotros nos impartieron todo por vida.
Jesús tipeó algunos sermones mientras estaba en la tierra, pero luego, Él se impartió a sí mismo, y dijo que el Espíritu Santo les enseñaría todas las cosas. ¿Cómo? ¿Tipeando? No, con impartición.

Hay que ser maduros y dejar de pensar que en cada reunión estamos tipeando la "palabra", que en cada reunión nos llevamos un rengloncito más para aprender.
Dios no pensó en ir escribiendo hoja por hoja, ni renglón por renglón. Para Dios está todo cumplido.

Para nosotros predicar incluye un micrófono: para Dios es impartición de vida.

Dice A W Tozer:
"Los corazones capaces de quebrantarse hasta lo sumo, movidos por el amor a Dios, son aquellos que han estado en presencia de la Deidad, y la han contemplado con ojos despejados. Los hombres de corazón quebrantado son incomprensibles para la gente común. Ellos hablan habitualmente con autoridad espiritual. Han estado en la presencia de Dios, y hablan de lo que han visto y oído  allí. Son profetas, no escribas. El escriba habla de lo que ha leído y estudiado; el profeta relata lo que ha visto y oído."

¡Estamos abriendo caminos! ¡Estamos yendo hacia lugares donde nunca ha estado nadie jamás! Ya llegó el momento en que es imposible transmitir vida usando palabras....Necesitamos usar las herramientas espirituales que aceleren los procesos de vida en el espíritu.

martes, 12 de mayo de 2015

Saciados y productivos EN CRISTO.

El hermano Iván Ballistreri compartió hace tiempo un mensaje que es base para este mensaje.
Dentro de nuestro ámbito cristiano solemos tener frases o comentarios que hablan realmente fuerte acerca de lo que pensamos, o acerca de lo que piensa la tradición que practicamos.
"Tengo hambre del Señor", solemos decir cada tanto.
Desde las plataformas se suele preguntar: "¿Cuántos tienen hambre de Cristo? ¿Tienen hambre de Cristo? "
Si la respuesta es sí, quiere decir que estamos inmersos dentro del ciclo hambre - saciedad - hambre. Por momentos hambre, por momentos saciedad...y así.
¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que ninguna persona tiene hambre todo el tiempo, porque el hambre es cíclico. El hambre es un mecanismo que permite que el organismo cargue energía cuando necesita (como la señal falta de combustible del auto).
De igual manera, el estar saciados es cíclico. La saciedad se activa cuando uno ha ingerido lo que necesitaba. Cuando llega a ese punto, se activa la saciedad.
En síntesis, el ciclo es: tengo hambre, ingiero un alimento, me siento saciado, pasa el tiempo, y vuelvo a tener hambre....
El punto en el cual vamos a reflexionar es que esto mismo puede pasar en nuestra vida "cristiana". Y no es correcto que esto suceda, porque desde nuestra posición espiritual de Hijos de Dios, nuestra saciedad debería ser permanente.
No debería salir de nuestra boca expresiones que hablen de "hambre de Cristo", porque nuestra plenitud es constante, más allá de nuestras situaciones momentáneas.
Esto no significa no desear más a Cristo, claro que no: significa que tenemos la certeza de estar plenamente saciados en Él.
Juan 6 35 
Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed. 

Profundicemos más.
Para alimentarse y para vivir, todo ser vivo requiere de un sistema de aprovisionamiento (alimentación). Los hombres necesitamos alimento para vivir. Y lo conseguimos externamente. En realidad, todos ls organismos móviles (como las personas o los animales), dependen de los recursos externos que encuentren. Y consumen lo que otros han producido.




Pero en las plantas, pasa algo distinto. La fuente de provisión está ligada directamente a la planta. Ellas mismas preparan su  alimento a partir de elementos esenciales que toman de su ambiente, el suelo y la tierra. Y ese alimento no es solo para sí, sino también para otro.


Juan 15:5 
Yo soy la vid, vosotros los pámpanos. El que permanece en mí, y Yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.
El pámpano, que es la rama de la vid, no se alimenta de ningún otro lado, sino de la vid misma. Y creemos que este es el modelo de aprovisionamiento que el Señor ha ideado para nosotros. Esta es la estructura alimenticia que debe ser pilar de la Iglesia.
El Señor diseñó todo para que vivamos en estado de saciedad permanente, y para que Él sea la única fuente de aprovisionamiento.
Pero ¿por qué a veces "necesitamos" una palabra? ¿Por qué nos caemos anímicamente?: sencillamente porque no estamos saciados.
Juan 4:7-15
7 Una mujer de Samaria vino a sacar agua, y Jesús le dijo: Dame de beber. 8 Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar alimentos. 9 Entonces la mujer samaritana le dijo: ¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana? (Porque los judíos no tienen tratos con los samaritanos.) 10 Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y conocieras quién es el que te dice: “Dame de beber”, tú le habrías pedido a El, y El te hubiera dado agua viva. 11 Ella le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva? 12 ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo del cual bebió él mismo, y sus hijos, y sus ganados? 13 Respondió Jesús y le dijo: Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed, 14 pero el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna. 15 La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga sed ni venga hasta aquí a sacarla

Este es el modelo de aprovisionamiento que el Señor ha ideado para nosotros.  Porque si no vivimos conforme a este modelo, dependeremos de factores externos. Dependeremos del cariño de las personas, de los recursos externos (mensajes, sermones), una palabra de ánimo....Ese mecanismo te atrapa, porque te introduce en un sistema de hambre - saciedad, y, te mantiene dependiente de recursos externos.
Por este ciclo (hambre - saciedad) se genera una estructura religiosa tipo ROTISERÍA CON DELIVERY...pero a la carta: "le acercamos la comida lista".
Pablo dice "les di de beber leche"....cada tres horas, como los bebés. Sirve para una etapa infantil. Pero nunca es para siempre, si es que vamos a impulsar generaciones.
Cuando estás en el ciclo hambre - saciedad, la persona no come lo que quiere, sino lo que le ofrecen. Es exteriormente controlada, y eso implica siempre un riesgo. Pablo plantea toda esta situación cuando se despide de la Iglesia de los efesios en Mileto:
Hechos 20:29-32               
29 Sé que después de mi partida, vendrán lobos feroces entre vosotros que no perdonarán el rebaño, 30 y que de entre vosotros mismos se levantarán algunos hablando cosas perversas para arrastrar a los discípulos tras ellos. 31 Por tanto, estad alerta, recordando que por tres años, de noche y de día, no cesé de amonestar a cada uno con lágrimas. 32 Ahora os encomiendo a Dios y a la palabra de su gracia, que es poderosa para edificaros y daros la herencia entre todos los santificados.

Cuando no está resuelto el tema de la alimentación, nada más se puede hacer.
Los pueblos mas primitivos debían pasar el día entero buscando alimento (caza, pesca) y eso los mantenía ocupados y sin pensar en otra cosa. Porque cuando hay hambre, o cuando no está resuelto el tema de la alimentación, la persona no puede pensar, no se puede hacer ninguna otra cosa con hambre. No se puede gobernar con hambre. No puedes ministrar a tu familia. Nada poderoso de Dios empieza desde el hambre o la necesidad, sino desde la saciedad completa en Cristo.
Pero cuando los pueblos resolvieron el tema de alimento y energía, se pudieron dedicar a construir otras cosas. Resuelta tu saciedad, te empiezas a ocupar de las cosas por las cuales naciste. Porque nadie con hambre puede producir, o crear, o pensar.
Entonces ya no te mueves por necesidad, sino por abundancia. Ya no piensas en términos de "ir donde me alimenten", sino "dónde deberé llevar alimento".
Isaías 55:1-3 1
Todos los sedientos, venid a las aguas; y los que no tenéis dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad vino y leche sin dinero y sin costo alguno. 2 ¿Por qué gastáis dinero en lo que no es pan, y vuestro salario en lo que no sacia? Escuchadme atentamente, y comed lo que es bueno, y se deleitará vuestra alma en la abundancia. 3 Inclinad vuestro oído y venid a mí, escuchad y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros un pacto eterno, conforme a las fieles misericordias mostradas a David.

Solo el hombre saciado está en estado de vivir el pacto eterno.
Nosotros, ¿ya tenemos solucionado el problema del alimento eterno? ¿O vives de cacería de mensajes, libros, eventos, cds? El sistema de cacería es parte del ciclo hambre-saciedad.
Estamos diseñados para almacenar y producir dentro de nosotros mismos el alimento necesario para vivir plenamente.
Puedes ir a un mega evento cristiano y venir saciado. Pero si no produces tu propio alimento, esa saciedad pronto se terminará y comenzará el ciclo de hambre.
Deberíamos preguntarnos: ¿Soy productor o solo consumidor?
Jesús nunca pensó que el alimento venga de afuera. Sino como en las plantas, como la vid y el pámpano.

Las plantas toman de los elementos esenciales, y de allí pueden producir todo tipo de frutos, conforme a su genética.
"Él es nuestro proveedor....." solemos decir, y pensamos solo en dinero. Pero....en verdad se trata de ALIMENTO.
El momento de la alimentación, donde fluye vida, y nutrientes, es lo que usualmente llamamos "orar". La oración es el momento donde "vid y pámpano" se unen en plenitud, y la vid provee del pámpano de todo lo que requiere para dar el fruto.
Es un proceso productivo que implica recibir, procesar, y producir. Recibes de Cristo, la persona esencial, y produces a Cristo. Generas y comes de lo que generas. Produces frutos, y comes de ese fruto.
Las plantas preparan su alimento a partir de elementos esenciales. Y ese alimento no es solo para sí, sino también para otro. Eso es administración. Hay un Cristo esencial: conociéndolo a Él, conoces todas las cosas. POR ESO DEBEMOS CONCENTRARNOS EN EL CONOCIMIENTO DE CRISTO.
Juan 15:1-5
1 Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. 2 Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo levanta; y todo el que lleva fruto, lo limpia para que lleve más fruto. 3 Ya vosotros estáis limpios en virtud de la palabra que os he hablado. 4 Permaneced en mí, y Yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. 5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos. El que permanece en mí, y Yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.
Si hay algo evidente en el Cuerpo de Cristo, es la diferencia entre los que solamente consumen, y los que producen.
El problema es mayúsculo cuando entendemos este principio:
Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma.
2 Tesalonicenses 3:10

¿Produces, o solo Consumes?  ¿Qué Cristo consumes, el "enlatado", o el que debes producir vos mismo?
Hoy, la mayoría de las personas consumen la versión enlatada. Y el consumidor es esclavo del productor.
Nosotros tomamos notas, escribimos cuadernos, y es correcto. Pero todo eso es accesorio, y no la fuente de saciedad.
En la fuente de saciedad perfecta que es Cristo, hay alimento para sí, y para otros. No sos un consumidor final, sino que produces para otros también. Por eso este sistema no fortalece la individualidad, sino la UNIDAD.
Los frutos son mucho más espirituales de lo que creemos. No se ven. Los frutos son....Cristo mismo.
Isaías 3:10
Decid a los justos que les irá bien, porque el fruto de sus obras comerán.

Ezequiel 47:12
 Junto al río, en su orilla, a uno y otro lado, crecerán toda clase de árboles que den fruto para comer. Sus hojas no se marchitarán, ni faltará su fruto. Cada mes darán fruto porque sus aguas fluyen del santuario; su fruto será para comer y sus hojas para sanar.

Cuando la fuente de saciedad está dentro, es imposible interceptar la comunicación. No hay corte de sistema. De suministros, no pueden sitiarte, ni aislarte: siempre hay provisión.
Vendrán tiempos en que esta condición productiva será crucial.
¿La clave? La clave está en conocer quién es tu proveedor:
Juan 4:10

Si conocieras el don de Dios, y conocieras quién es el que te dice: “Dame de beber”, tú le habrías pedido a El, y El te hubiera dado agua viva.